El domingo por la mańana, aprovechando que el fin de semana he estado en Valencia dando clase en Esden, visité el Barrio del Cabanyal. Era la primera vez que estaba en Valencia, pero hará cosa de un año oí hablar de él: un antiguo barrio pesquero, con casas de una o dos alturas adornadas con azulejos coloridos situado frente a la Playa de Valencia. El caso es que el Ayuntamiento plantea atravesar el barrio ampliando el paseo que va desde el centro de la ciudad para que así pueda llegar hasta la playa. Atravesar el barrio significa dividirlo en dos y derribar una buena parte del mismo para construir un paseo central con calzada a los dos lados y tapiar, literalmente, a las casas que queden colindando con el propio paseo. Una vez más, he sido testigo de hasta dónde puede llegar la estupidez humana.
Me he encontrado con un Cabanyal completamente abandonado a su suerte, de una manera calculada por parte de las instituciones (aunque es cierto que variaba en función de la zona). Han convertido al Cabanyal en un gueto, un barrio marginal con viviendas medio derruidas, algunas, y con problemas de accesibilidad y salubridad evidente, otras.
Durante las casi tres horas que he paseado por sus calles, me he cruzado con lugareños, vecinos de otros barrios que iban por el carril-bici que atraviesa el barrio hasta la playa, turistas, marroquíes, sudamericanos, gitanos, rumanos o subsaharianos, y huelga decir que no he tenido ni el más mínimo problema. Hasta que una patrulla de la policía municipal se ha parado junto a mí (metros atrás, habían parado frente a una vecina del barrio que estaba sentada sin hacer nada en un bordillo frente a su casa). El diálogo ha sido más o menos así.
Policía: Ten cuidado con ese móvil
Yo, que estaba mirando el Google Maps en el teléfono, los percibo pasar por la calzada, pero ni levanto la vista. Entonces, el coche da marcha atrás hasta volver a mi posición.
Policía: Do you speak in english?
Yo: Sí, Pero si prefieres podemos hablar en castellano.
Policía: ¿De dónde eres?
Yo: De más al norte (por evitar problemas).
Policía: Este barrio es peligroso.
Yo: Pues la verdad es que hasta ahora me he sentido bastante seguro.
Policía: Márchate de aquí. Vete al centro o a la Ciudad de las Artes y las ciencias.
Yo: Ya estuve ayer, pero la verdad es que me gusta más esto
Policía: ¿Que te gusta esto? ¿Por qué?
Yo: Me parece más interesante y tiene más encanto. Sigo andando por la calle, el coche avanza y se vuelve a poner a m lado
Policía: Deberías irte de aquí y dar gracias a los agentes.
Yo: Muy bien, muchas gracias agentes y que tengan un buen día (por evitar polémicas).
Resulta curioso comprobar cómo la Policía me acosa para que me vaya del barrio. Claro, es que, ¿Os imagináis que a los turistas les empieza a gusta el barrio? ¿Y que la gente que vive allí se organiza para montar bares, restaurantes y tiendas? ¿Y que eso atrae más pequeño comercio? ¿Y que los vecinos empiezan a trabajar? ¿Y que arreglan las casas y se quedan a vivir en el barrio? ¿Y que atraen a otros vecinos de otros barrios de Valencia? Claro, pero es que entonces, ¡Rita Barberá no podría encargar la ampliación de su Paseo a algún constructor de la zona! Y no podrían derribar el barrio para construir torres de 40 alturas frente al mar, ni centros comerciales, ni pisos de lujo. Vamos, que no podrían especular con el suelo (que dicho sea de paso, no les pertenece). Si esto es lo que hacen con los visitantes como yo, no quiero pensar cómo se comportarán con los vecinos.
La nueva situación económica mundial (que no crisis como dicen algunos) tiene muchas causas: des regularización de los mercados financieros, brubuja inmobiliaria, cambio del modelo energético del planeta (con el consiguiente incremento del precio del petróleo….). La mayor parte de esas causas están asociadas a la codicia humana. Y por esa codicia, estamos como estamos. Los anunciantes tienen menos dinero para invertir en comunicación. Las agencias las pasamos canutas. Y la parte más dura, compañeros de profesión se quedan sin trabajo, como ocurre con otras muchísimas personas en otros sectores. Así que sí, salvar el Cabanyal tiene mucho que ver con el Marketing, amigos y amigas.
Aquí podéis acceder a la página web de la plataforma, su grupo de Facebook y su cuenta de Twitter.
Fuente : http://lostinamsterdam.org/
Ahora más que nunca, #salvemelcabanyal
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